Caballero del tiempo.



Se citaban allí, como siempre tan puntual.
avanzando al despedirse sin mirar atrás tan ocupado como el mismo tiempo aveces muy rápido y otros muy lento, su ocupación marcaba el ritmo al compás del afortunado que disfruta del arte al danzar.

En aquel sillón se ocultaba el ultimo fotón de luz que daba paso a la luminosidad de la luna, esta posaba sin permiso su manto en aquella piel blanca adornada por lencería costosa fiel a la oscuridad detonante directo de su propia economía.
 
objetos hermosos tan pulcros que deslumbraban su alter ego al pasearse de habitacion en habitacion paso al movimiento de una pieza de ajedrez y tan agresivo como su captura.

Su clase social se ocultaba tras esos grandes ventanales y sus desagradables persianas, aquellas mismas que la resguardaban del satisfactorio aroma autumnal. Contaba cada segundo antes del significativo acontecimiento sincronizaban los minutos sintiendo los eternos. 

Odiaba las horas que le acortaban sus días con el caballero. Fiel amante de la soledad, compañero de  vida y dueño del tiempo.

 
 

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